Después de la Solemnidad del Corpus Christi, la Santa Iglesia nos sumerge hoy en el inmenso amor que contiene el Sagrado Corazón de Jesús; todo católico debe amar esta devoción, que no es una más, sino la devoción por excelencia de aquellos que quieren amar, servir e imitar a Nuestro Señor.
El ser devotos y apóstoles de este Sacratísimo Corazón, no es cosa de viejas, sino de almas enamoradas del Amor Divino, contenido en el corazón físico del Salvador, traspasado en la Cruz por nuestras miserias e ingratitudes; por eso, que no nos avergüence mostrarnos como apóstoles del Corazón de Cristo: que vivamos por Él, que de Él escribamos y hablemos, que Él presida nuestro hogar y hasta la fachada de la casa
Si de veras te conviertes a partir de ahora en apóstol del Amor de Dios, en propagador de la Devoción al Corazón de Jesús, te aseguro, por propia experiencia personal, que Él se ocupará de tus negocios, temporales y espirituales, al tiempo que hallarás más paz que nunca, porque comprenderás que ya tus obligaciones y problemas no dependen de ti, sino de la Misericordia y Providencia del Sagrado Corazón de Jesús.
Comienza ya a divulgar la Devoción al Sagrado Corazón y comparte hoy mismo este artículo con tus familiares y amigos.
EXTRACTOS DE
"HAURIETIS AQUAS"
DEL PAPA PÍO XII
"...manifiesto es que este culto es el acto de religión por excelencia, esto es, una plena y absoluta voluntad de entregarnos y consagrarnos al amor del Divino Redentor, cuya señal y símbolo más viviente es su Corazón traspasado. E igualmente claro es, y en un sentido aún más profundo, que este culto exige ante todo que nuestro amor corresponda al Amor divino. Pues sólo por la caridad se logra que los corazones de los hombres se sometan plena y perfectamente al dominio de Dios, cuando los afectos de nuestro corazón se ajustan a la divina voluntad de tal suerte que se hacen casi una cosa con ella, como está escrito: «Quien al Señor se adhiere, un espíritu es con El» (I Cor.6,17)
Y para que la devoción al Corazón augustísimo de Jesús produzca más copiosos frutos de bien en la familia cristiana y aun en toda la humanidad, procuren los fieles unir a ella estrechamente la devoción al Inmaculado Corazón de la Madre de Dios. Ha sido voluntad de Dios que, en la obra de la Redención humana, la Santísima Virgen María estuviese inseparablemente unida con Jesucristo; tanto, que nuestra salvación es fruto de la caridad de Jesucristo y de sus padecimientos, a los cuales estaban íntimamente unidos el amor y los dolores de su Madre.
Por eso, el pueblo cristiano que por medio de María ha recibído de Jesucristo la vida divina, después de haber dado al Sagrado Corazón de Jesús el debido culto, rinda también al amantísimo Corazón de su Madre celestial parecidos obsequios de piedad, de amor, de agradecimiento y de reparación. En armonía con este sapientísimo y suavísimo designio de la divina Providencia, Nos mismo, con un acto solemne, dedicamos y consagramos la santa Iglesia y el mundo entero al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María.
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