jueves, 7 de junio de 2012

FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI


Como estás, mi Señor, en la custodia,
igual que la palmera que alegra el arenal,
queremos que en el centro de la vida
reine sobre las cosas tu ardiente caridad.
Cristo en todas las almas y en el mundo la paz.



ORIGEN DE LA FIESTA 
DEL CORPUS CHRISTI


EL MILAGRO EUCARISTICO DE BOLSENA

   En el año 1264 el Padre Pedro de Praga, Bohemia, dudaba sobre el misterio de la transustanciación del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en la Sagrada Eucaristía. Por ese motivo acudió así en peregrinación a Roma, a fin  de pedir sobre la tumba de San Pedro la gracia de una fe inquebrantable.

   Al regresar de Roma, Nuestro Señor se le manifestó de manera milagrosa ya que cuando celebraba el Santo Sacrificio de la Misa en Bolsena, en la cripta de Santa Cristina, la Sagrada Hostia sangró llenando el Corporal de la Preciosa Sangre.




   La noticia del prodigio llegó pronto al Papa Urbano IV, que se encontraba en Orvieto, ciudad cercana a Bolsena. Hizo traer el corporal y, al constatar los hechos, instituyó la Solemnidad de Corpus Christi.

   El mismo Papa Urbano IV encargó a Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico propio para esta fiesta y la creación de cantos e himnos para celebrar a Cristo Eucaristía. Entre los que compuso está la sublime secuencia “Lauda Sion” que se canta en la Misa de Corpus Christi.

   El año 1290 el Papa Nicolás IV, a petición del clero y del pueblo, colocó la primera piedra de la nueva catedral de Orvieto donde aun se encuentra la sagrada reliquia

REVELACIÓN DE SANTA JULIANA DE MONT CORNILLÓN


   Santa Juliana nació en 1192, en Retina, cerca de Lieja, quedando huérfana a los cinco años. Junto con su hermana Inés, que tenía seis, fue llevada al convento de Monte Cornillón, recientemente fundado, cuyas religiosas se dedicaban, además del Oficio divino, al cuidado de los leprosos y enfermos.

   A los catorce años pidió su admisión entre las hermanas del convento, recibiendo el hábito de profesa en 1207. Entonces estudió latín para instruirse más a fondo en las verdades de la fe, llegando a leer sin dificultad a San Agustín y San Bernardo.


   A los seis años tuvo una visión que no pudo comprender. Vio la luna resplandeciente de luz, pero atravesada de una mancha obscura, que parecía cortar el globo en dos partes. Habló de su visión a otras religiosas, pero no supieron aclararle aquella visión.

   Pero la visión que contemplara de niña se le presentaba continuamente a su espíritu, llenándola de turbación y congoja. Al fin, a fuerza de súplicas, consiguió que se le revelara el misterio. Una voz celestial le manifestó que el globo de la luna era figura de la Iglesia Militante, y la mancha representaba la falta de una fiesta especial al Santísimo Sacramento, queriendo Dios que fuera instituida dicha fiesta, pues el Jueves Santo, que conmemoraba tal celebración, al coincidir con la Semana Santa no dejaba lugar a la solemnidad requerida.

   El alma de Juliana se llenó de inmenso gozo al ver descifrado el enigma. Humillábase en la presencia del Santísimo Sacramento y pedía favor al Altísimo para llevar adelante el propósito de lograr que se festejase en toda la Santa Iglesia la Festividad del Corpus Christi.

   Su muerte no le permitió ver aquello por lo que había orado y luchado toda su vida. El 11 de agosto de 1264 el antiguo arcediano de Lieja, Jacobo Pantaleón, llegado a Papa con el nombre de Urbano IV, firmaba en Orvieto la Bula Transiturus, extendiendo a la Iglesia universal la fiesta del Santísimo Cuerpo de Cristo, que ya venía celebrándose en tantos lugares.

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LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI 
EN LA ISLA DE GRAN CANARIA







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