Una antigua tradición cuenta que en Roma vivían unos esposos ricos, de nobles familias patricias, que deseaban donar su fortuna a fin de hacer alguna obra buena en favor de la religión cristiana. En la noche del 5 de agosto del año 358, escucharon en sueños una voz que les decía: “Acudan mañana al Monte Esquilino y en el sitio donde haya nieve, allí deben levantar un templo a la Santísima Virgen”.
Al día siguiente acudieron al lugar señalado, situado en una de las siete colinas de Roma, y encontraron, con gran sorpresa, una franja de terreno cubierta de nieve en pleno verano. Con el apoyo del Papa Liberio, se empezó a construir el templo dedicado a Nuestra Señora, conocido más tarde como Basílica Liberiana, siendo el primer templo dedicado a la Madre de Dios y puesta bajo el título de Nuestra Señora de las Nieves. Con el tiempo, el templo se fue deteriorando, pero para mantener aquél bendito lugar dedicado a la Virgen, se construyó otro templo en el año 434, ocupando en la actualidad ese milagroso lugar la Basílica de Santa María la Mayor, que es una de las cuatro basílicas mayores de Roma y una de las cinco patriarcales asociadas con la Pentarquía: San Juan de Letrán, San Lorenzo Extramuros, San Pedro, San Pablo extramuros y la citada.
PATRONA DE LA ISLA DE SAN MIGUEL DE LA PALMA
(Archipiélago Canario, España)
Otros autores atribuyen la llegada de la imagen a Francisca de Gazmira, la mujer aborigen conversa que pactó la rendición de los haouarythas, los antiguos pobladores de La Palma y al propio adelantado Alonso Fernández de Lugo, propietario del reparto de las tierras de Agaete, donde entronizó una imagen de Santa María de las Nieves.
En 1676, La Palma sufría “el invierno más seco de la década”, según el relato del visitador Juan Pinto de Guisla, beneficiado de El Salvador, situación que había llevado el hambre, la desolación y la muerte a la capital y a los campos de la isla.
Esta situación de penuria coincidió con la segunda visita pastoral del Obispo de Canarias, Bartolomé García Jiménez (1618-1690). El Prelado, promovido a la Silla de Canarias en mayo de 1665 por el Papa Alejandro VII, visitó La Palma por primera vez en 1666 y volvió a finales de 1675. En aquella ocasión fue informado por los regidores del Antiguo Régimen y por los sacerdotes Melchor Brier y Juan Pinto de Guisla, "de la especial devoción que hay en esta isla con la Santa Imagen de Nuestra Señora de las Nieves, Patrona de toda ella, de cuyo patrocinio se vale en todas sus necesidades”, por lo que dispuso que se trajese a la iglesia parroquial de El Salvador, “para que, colocada en ella, en trono decente”, se celebrase la octava “con mayor solemnidad y asistencia del pueblo”.
FIESTAS LUSTRALES DE NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES
“...habiendo reconocido la decencia del culto y veneración con que se celebró dicha octava y la devoción y concurrencia del pueblo a su celebración, así por las mañanas a la misa, como a prima noche después de la oración a rezar el nombre y tercio y pláticas que hacía todas las noches, juzgó por conveniente que dicha Santa Imagen de Nuestra Señora de las Nieves se traiga a esta ciudad, a la Iglesia parroquial, cada cinco años”, hermosa tradición que se ha conservado hasta nuestros días.
El acto más representativo de sus fiestas es la Bajada de la Virgen, que se celebra periódicamente cada cinco años desde 1680. Los romeros, ataviados con vistosos trajes regionales, parten del Santuario del Monte camino de la capital cargados con las 42 piezas de plata que componen el trono de la Virgen.
EL VOLCÁN SOFOCADO POR LA VIRGEN
Existe un documento de especial interés y que se refiere a la erupción del volcán de San Antonio, ocurrida en 1677. La versión corresponde al visitador Juan Pinto de Guisla, venerable beneficiado de la parroquia de El Salvador y visitador general de La Palma, testigo presencial, según parece, del acontecimiento y que se expresa en los siguientes términos:
“Ha padecido esta isla diversas veces la calamidad de estos volcanes, en la parte que mira al sur, o mediodía, como se reconoce por la tierra quemada reducida a riscos que llaman “mal país”, en que convierte la materia que arroja de sí, y aún está muy viva la memoria del último que reventó por principio del mes de Octubre del año 1646, que duró hasta 18 de Diciembre del mismo año, en que se celebra la fiesta de la Expectación de Nuestra. Señora, día en que amaneció de nieve la boca del volcán, con universal aclamación de milagro de Nuestra. Señora de las Nieves, cuya Santa Imagen se venera como Patrona de esta isla y a cuyo patrocinio se recurre en sus mayores aflicciones y necesidades, como se recurrió en aquélla trayéndola a la Parroquia de esta ciudad, donde estaba colocada cuando cesó el volcán, y se cubrió de nieve”.
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