A todos los Guardianes de los Frailes Menores que recibirán estas cartas, saluda el Hermano Francisco, vuestro humilde servidor en Nuestro Señor, en nombre de esos Sagrados Misterios Eucarísticos del Cielo y de la tierra, que son a los ojos de Dios, grandes y excelentes y que tantos Religiosos y otras personas no saben gustar.
Os conjuro, más que si se tratara de mí mismo, para que cuando creáis que sea necesario, supliquéis humildemente a los Clérigos para que hagan su deber y veneren, por encima de todas las cosas, el muy Santo Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, Su Santo Nombre, Sus Palabras escritas y las fórmulas de la Consagración.
Los cálices, los corporales, los ornamentos del Altar y todo lo concerniente al Sacrificio, que los traten como cosas preciosas. Y si en algún lugar, el muy Santo Cuerpo del Señor está pobremente alojado, con orden de la Iglesia que lo coloquen en un lugar adecuado, llevándolo con gran veneración y administrándolo prudentemente a los demás.
En cuanto al Nombre y las Palabras escritas del Señor, siempre que los encuentren en lugares inadecuados, que los recojan llevándolos a un sitio digno. Y en toda predicación que hagáis, decid al pueblo que haga penitencia, advirtiéndole que no podemos salvarnos si no recibimos el muy Santo Cuerpo y Sangre del Señor.
En cuanto al Nombre y las Palabras escritas del Señor, siempre que los encuentren en lugares inadecuados, que los recojan llevándolos a un sitio digno. Y en toda predicación que hagáis, decid al pueblo que haga penitencia, advirtiéndole que no podemos salvarnos si no recibimos el muy Santo Cuerpo y Sangre del Señor.
Y durante el Sacrificio de la Misa o cuando se le lleva a alguna parte, que todo el mundo, de rodillas, rinda honores y alabanzas al Señor Dios Vivo y Verdadero. Anunciad y predicad sus grandezas a todos, para que todos, por toda la tierra, a toda hora y al son de las campanas, rindan siempre gracias y homenajes al Dios Todopoderoso.
Y todos mis Hermanos Guardianes (Superiores) que recibirán este escrito, que lo copien, que lo guarden y que lo den a los demás Hermanos; todos los que tengan el cargo de predicar o de cuidar hermanos, lo harán copiar, y predicarán hasta el fin todo lo que contiene; y sepan que tendrán la Bendición de Dios Nuestro Señor y la mía. Y esto en virtud de la verdadera obediencia. Amén.
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