Él, el Rey de los reyes, se humilló de tal manera que Su Rostro estaba escondido y nadie lo reconoció... yo también quiero esconder mi rostro, quiero que mi Amado solo lo vea, que Él es el único que cuenta mis lágrimas; que en mi corazón al menos, puede descansar Su adorada cabeza y sentir que allí se le conoce y se le entiende...
Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz
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