Salmo 103
(Edición Nácar-Colunga)
¡Bendice, alma mía, a Yahvé,
y bendiga todo mi ser Su Santo Nombre!
y bendiga todo mi ser Su Santo Nombre!
¡Bendice, alma mía, a Yahvé
y no olvides ninguno de sus favores.
Él perdona todas tus faltas
y sana todas tus dolencias;
Él rescata tu vida del sepulcro
y te corona de piedad y de misericordia;
Él sacia de bienes tus deseos,
renueva tu juventud como la del águila.
Hace Yahvé justicia, y juicio
Hace Yahvé justicia, y juicio
a todos los oprimidos.
Dio a conocer a Moisés sus caminos,
y sus proezas a los hijos de Israel.
Es Yahvé misericordioso y benigno,
Es Yahvé misericordioso y benigno,
tardo a la ira y muy benevolente.
No está siempre acusando
ni guarda rencor eternamente.
No nos trata a la medida de nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras iniquidades.
Sino que cuanto sobre la tierra se alzan los cielos,
tanto prevalece su piedad sobre los que le temen;
cuan lejos está el oriente del occidente,
tanto aleja de nosotros nuestras culpas;
cuan benigno es un padre para sus hijos,
tan compasivo es Dios para con los que le temen;
pues Él conoce de qué hemos sido hechos,
se acuerda de que no somos más que polvo.
Los días del hombre son como la hierba;
como flor del campo así florece, pero sopla
sobre ella el viento, y ya no es más;
ni se sabe siquiera su lugar.
Pero la piedad de Yahvé es eterna
para los que le temen, y su justicia
para los hijos de los hijos, para los que
guardan su alianza y recuerdan
sus mandamientos para ponerlos por obra.
Ha establecido Yahvé en los Cielos su trono,
y su reino domina todo el universo.
Bendecid a Yahvé vosotros, sus Ángeles,
que sois poderosos y cumplís sus órdenes,
prontos a la voz de su palabra.
Bendecid a Yahvé vosotros, todas sus Milicias,
que le servís haciendo su voluntad.
Bendecid a Yahvé todas sus obras
en cualquier lugar de su imperio.
¡Bendice, alma mía, a Yahvé!
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