La Piedad Católica ha consagrado el mes de Agosto al Doloroso e Inmaculado Corazón de María Nuestra Señora; lo hace como tributo de amor a un Corazón de Madre, que conmemoraremos el próximo Martes 22 de Agosto; amor éste que no se conforma con celebrar un día determinado, sino que le manifiesta su devoción cada día: animamos a nuestros amigos y lectores a que desde mañana mismo, busquen cada día unos minutos para acompañar al Corazón Purísimo de María, en la intimidad del hogar, desde el corazón y por el amor sincero a Nuestra Santa Madre. Seguro podrán resultar de ayuda las oraciones y la Meditación diaria que ya en su día publicamos y que ahora, volvemos a compartir para aumento del fervor de los devotos de este Doloroso Corazón.
No queremos dejar de reseñar que en la última entrevista fiable que se realizó a Sor Lucía, ésta volvería a reafirmar su Misión de propagar la Devoción al Inmaculado Corazón de María; fue el Padre Agustín Fuentes Anguiano, quien el 26 de Diciembre de 1957, en calidad de Postulador de la Causa de Canonización de Francisco y Jacinta, tuvo acceso a hablar con Sor Lucía, en un locutorio de la clausura del Monasterio de San José de Coimbra, donde ahora vivía la que fue vidente de Fátima como Carmelita Descalza.
Sor Lucía desveló al Padre Fuentes que "mis primos Francisco y Jacinta se sacrificaron porque vieron siempre a la Santísima Virgen muy triste en todas Sus Apariciones. Nunca se sonrió con nosotros, y esa tristeza y angustia que notábamos en la Santísima Virgen, a causa de las ofensas a Dios y de los castigos que amenazaban a los pecadores, nos llegaban al alma..." También aseguró Sor Lucía que "el Demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen y una batalla decisiva, es una batalla final en donde se va a saber de qué partido es la victoria, de qué partido es la derrota. Así que ahora, o somos de Dios, o somos del Demonio; no hay término medio."
El Padre Agustín Fuentes dijo que Sor Lucía le aclaró que la Virgen "me dijo, tanto a mis primos como a mí, que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo; el Santo Rosario y la Devoción al Inmaculado Corazón de María. Y, al ser los últimos remedios, quiere decir que son los últimos, que ya no va a haber otros."
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