Llegó el día 2 de Febrero de 1922 de imborrables recuerdos para los 26 novicios que terminábamos nuestra primera formación y teníamos que emitir nuestros primeros votos canónicos, pues votos privados los teníamos casi todos, según se apreciaba en las reuniones que a veces celebrábamos. Realmente era un grupo de jóvenes selectos, distinguido de entre todos los grupos que habían pasado durante el tiempo que fue Maestro el santo Hermano Leobán Julián, como le oí yo varias veces, igual que a su ayudante el Hermano Justino, asegurando ambos que nunca habían tenido un conjunto semejante en los 14 años que llevaban al frente del Noviciado en Bujedo. No cabe duda que tenía un germen, una causalidad extraordinaria, de tipo sobrenatural muy elevado: había en el seno de la "tanda" un alma escogida para muy providencial destino, teníamos un santo de primera magnitud, con dones insólitos nunca oídos...
Sí, aquella fecha fue un día grande para el grupo, lo fue de un modo especialísimo para el Hermano Estanislao José. Consideremos lo que escribió en este día de la Purificación: "Me habla el Padre Eterno: Hoy cumpliré lo que tengo prometido; te cambiaré el corazón quitándote ese tuyo y en su lugar pondré el de Mi Hijo, tu Hermanito. Esto lo haremos cuando estés dormido. San Diógenes se pondrá a tu lado y tomará la custodia con el Sacramento y Yo te abriré el pecho y tu Hermanito te pondrá Su Corazón y quitará el tuyo" (1). Esto se verificó el día de la Purificación de mi Madre: "Ahora ya todo en ti Me agrada; tengo otro hijo en la tierra, como cuando tu Hermanito vivía".
"En la Sagrada Comunión -continúa narrando el Hermano Estanislao José- antes de ir a comulgar, mi Madre me adornó muy bien, me dio Su Manto y me puso la corona que me tiene preparada y me puso el primero de la fila. También al emitir los votos me vistió Su Manto real, me puso corona, y Ella y los nueve Ángeles me acompañaron".
El Hermano Estanislao José me dijo, y pude comprobarlo, que al cambiarle el corazón le quedó un hueco en el costado izquierdo en el que cabía la parte convexa de los cuatro dedos de la mano.
NOTA ACLARATORIA
1) El cambio o intercambio de corazones es una experiencia mística y a la vez corpórea, que consiste en intercambiar el corazón propio por el de Cristo Nuestro Señor; una profunda transformación sobrenatural de la voluntad y los afectos que el así favorecido no quiere o ama a otra cosa, sino lo que Dios quiere y ama. Fenómeno muy singular que se ha dado en pocos Santos, elevados místicos, almas muy piadosas, con un grado superior de unión con Dios Trino. Entre las pocas almas que tuvieron esta gracia se encuentran Santa Margarita de Alacoque, Santa Gertrudis, Santa Verónica Giuliani y Santa Rosa de Lima entre otras.
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