jueves, 9 de noviembre de 2023

TE LLAMARÁS CUSTODIA MÍA, de las Revelaciones al Hno. Estanislao José


               Olimpio Fernández Cordero nació el 23 de Septiembre de 1903, por lo que este año recordamos el 120 aniversario de su natalicio; vio la vida en Bustillo de la Vega, una pedanía de la provincia de Palencia (España). Desde muy pequeño dio claras muestras de una sincera piedad y de gran temor de Dios. Cuando estaba próximo a cumplir los 18 años ingresó en el Noviciado de Los Hermanos de La Salle de Bugedo (Burgos). Tornó su nombre por el de Estanislao José; según sus coetáneos siempre se comportó como un perfecto religioso. 

               Nuestro Señor y la Virgen Purísima se manifestarían a este joven consagrado para sumergirlo en una gran realidad sobrenatural: la Presencia de María Virgen en el Santísimo Sacramento del Altar, unida mística y realmente a Su Divino Hijo, desde que lo llevó en Sus entrañas virginales, hasta que los sostuvo entre Sus brazos tras el descendimiento de la Cruz, actuando así como Sagrario, Corredentora y Víctima junto a Nuestro Señor. Por eso, porque todo hijo tiene carne y sangre de su madre, en la Santísima Humanidad de Cristo, presente en el Sagrario junto a Su Alma y Divinidad, encontraremos también a María Virgen.



               El favor eucarístico que hasta ahora era una realidad que sentía en su alma, pero que no le veía, en Navidad quiso Jesús perfeccionarle este gran privilegio. 

               En la Misa de medianoche el Hermano Estanislao José felicitó al Niño y a la Madre y recibió contestación. Jesús le dijo: "Hoy te concedo el celestial depósito de Mi Corazón Eucarístico, poniéndose en ti en una custodia desde la cual tú harás que Yo bendiga a todo el mundo. Hasta ahora es cierto que Me has tenido, pero permaneciendo oculto; hoy Me pongo en ti de manera vivible y en adelante te llamaré Custodia de Jesús. Mira cómo Me quedo en tu pecho, mira cómo Me meto aquí…

               "Y yo veía -narraba Estanislao José- una custodia pequeña que me metían en el pecho y se colocaba en ella la Hostia santa que yo llevaba, y me volvió a decir: "Aquí Me quedaré por tu amor durante toda tu vida. Te llamarás Custodia Mía; celebra este día con el regocijo que puedas, pues se te ha concedido un favor muy grande, tienes en tu pecho de día y de noche y en todo momento al que es Señor de todo el Universo. Sí, hermano mío, mira cómo Estoy en ti. Te poseo todo entero y no te dejaré y no Estoy solo, pues ya sabes que no puedo estar sin Mi Santísima Madre, que está aquí espiritualmente y Ella te librará de todo peligro. Además te acompañará un Ángel particular que verás continuamente adorando la Divina Eucaristía… Mira qué compañía tienes…

               "Y veo al Ángel San Diógenes -asegura el Hermano Estanislao José- adorando rendido la Sagrada Hostia puesta en la custodia de mi pecho..."

               "Me dijo también Jesús: "Ya ves qué compañía tienes y quién vela por ti. Piensa cómo debes corresponder a esta gracia que Mi Amor y el de Mi Madre se dignan concederte. Sentirás en ti la presencia de Nuestra Madre, casi como la Mía; muchas veces Ella misma te hablará en persona".

               Y añade el religioso "También la Madre y Virgen me habló así: "Hijo Mío, todo eres Mío y Yo te he llevado a Mi Hijo. Tú eres la flor de Mi Corazón, la joya de Mi Corona, la palomita de Mi Amor, no te separes jamás de Mí, hijito Mío. ¡Cuánto te amo! Yo te escogí, Yo te llevé a Mi Santísimo Hijo; Yo hice que se quedara contigo, Yo te he hecho amar entrañablemente a Jesús y que te des todo a Él. Ahora tú tienes que corresponder, siendo el apóstol de Mis grandezas. Ya sabes que en Mi Corazón está el Depósito de todas las gracias, siempre abierto a tus peticiones y a las de Mis hijos fieles. Enseña a todos que es imposible amar verdaderamente a Mi Hijo sin antes amarme a Mí".

               Hemos visto cómo los Corazones Eucarísticos han elevado a nuestro héroe progresivamente hasta convertirlo en Sagrario humano, después en Copón Vivo y por fin en Custodia viviente: sentir a Jesús, oírle, verle constantemente… Y al Ángel adorador San Diógenes, que le sirvió de émulo toda su vida, pues llegó a decirle con santa envidia: "¿Pero no te cansas de adorar?" Y el Ángel le contestó: "¡Tonto, si es mi felicidad, si estoy adorando y gozando en la Eucaristía la esencia misma de Dios!". 

               Pasmaos protestantes y almas tibias de Católicos mediocres que, creéis a Lutero, hereje empedernido que decía que en la Eucaristía no está Jesús fuera de la Misa. Jesús dijo: "Esto es Mi Cuerpo". En otro lugar: "Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos". Y vosotros, no creéis al mismo Cristo que dice: "¡¡Esto es Mi Cuerpo!!". ¿Quién tendrá razón? Ciegos, guía de ciegos. De paso diré que el Hermano Estanislao José dejó escrito varias veces, "que vio a Lutero en el infierno; y en una ocasión habló con él".


"Hermano Estanislao José, un joven heroico desconocido"

Hno. Ginés de María Rodríguez f.s.c.



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