"Ordenamos también, lo que es provechoso y muy laudable, y que ya en algunas partes se ha establecido, que se consagre en honor del Santo Patriarca, con algún ejercicio cotidiano de piedad, el mes de Marzo..."
(Papa León XIII, Quamquam pluries, 1889)
La Santa Iglesia busca en Nuestros Padre San José el mismo apoyo, la fortaleza, la defensa y la paz que supo proporcionar a la Sagrada Familia de Nazaret, que fue como el germen en que ya se encontraba contenida toda la Iglesia.
El Patrocinio de San José se extiende a la Iglesia Universal: la Triunfante, en el Paraíso, donde piadosamente se cree que San José se encuentra en cuerpo y alma; también es Patrón de la Iglesia Militante -aquí en este mundo- como lo reconociera el Papa Pío IX en 1870, alcanzando por último su protección sobre las Benditas Ánimas del Purgatorio.
San José es realmente Padre y Señor, que protege y acompaña en su camino terreno a quienes le veneran, como protegió y acompañó a Nuestro Señor mientras crecía y se hacía hombre, hasta su entrada en el Cielo.
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