“Así, pues, quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente,
será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
Examínese pues el hombre a sí mismo, y entonces coma del pan
y beba del cáliz, pues el que come y bebe sin discernir
el cuerpo come y bebe su propia condenación.”
San Pablo, I Carta a los Corintios, cap. 10, vers. 27-29
Advirtió la Virgen María en Sus manifestaciones en Garabandal "los Sacerdotes van muchos por el camino de la perdición...". En la España de entonces -año 1965- era algo totalmente incomprensible, casi una blasfemia: la mayoría social era Católica practicante, las Leyes Civiles del Gobierno de Franco estaban inspiradas en la Ley Natural, los sacerdotes en su mayoría, eran de fe ortodoxa o por lo menos piadosos... que la Virgen dijera que estaban perdiéndose y perdiendo a su vez a otros resultó un sincero fiasco para los más píos. No podía ser cierto: la Madre de Dios, al igual que a mediados del siglo XIX en La Salette (1) señalaba a los Sacerdotes como culpables de la decadencia de la Fe Cristiana.
Por eso, si las Apariciones de Nuestra Señora en la aldea de San Sebastián de Garabandal ya contaban con la antipatía manifiesta de la Curia Diocesana, esta segunda revelación fue la excusa perfecta para desautorizar los fenómenos sobrenaturales que habían acontecido desde 1961.
No pasarían muchos años para comprobar como cierta la Celestial Advertencia de Nuestra Santa Madre: las miles de secularizaciones de Sacerdotes, el abandono de los hábitos y de la vida religiosa, la relajación de costumbres, la mofa a la Piedad Tradicional...
No pasarían muchos años para comprobar como cierta la Celestial Advertencia de Nuestra Santa Madre: las miles de secularizaciones de Sacerdotes, el abandono de los hábitos y de la vida religiosa, la relajación de costumbres, la mofa a la Piedad Tradicional...
Estos malos sacerdotes, fieles al conocido "espíritu del Concilio" (Vaticano II) llevan décadas adaptándose al mundo en lugar de huir de él; leen en el Evangelio las frases referentes al amor, a la caridad, pero olvidan o pasan de largo por las referencias a la integridad evangélica, o aquellas que nos enseñan el Santo Odio a todo lo que no es de Dios... como unos nuevos fariseos, los "sacerdotes de la iglesia del Concilio" toman las escrituras y las retuercen para justificarse y justificar su apostasía manifiesta. Se conforman con un sueldo patrocinado por el Estado Español que parece tranquiliza sus conciencias o al menos, les quita el hambre, porque aquello de "el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza" les queda muy lejos desde la hartura a la que están acostumbrados.
LA MEJOR REPARACIÓN:
ABSTENERSE DE PARTICIPAR
A los que quieran permanecer Católicos no les queda otra que ABSTENERSE DE PARTICIPAR en "Misas" de dudosa validez, donde se mancilla la Doctrina de Siempre y se maltrata la supuesta Eucaristía; un sacerdote que no cuida de su Dios no está capacitado para curar o dirigir almas.
Por tanto, para mantenerse Católicos deben ABSTENERSE DE TRATAR CON SACERDOTES MODERNISTAS, aquellos formados y ordenados según "el espíritu del Concilio", que en su mayoría son funcionarios eclesiásticos, que no pastores de almas. El Señor no nos abandona; procuren buscar a un Sacerdote tradicional, ordenado por el Ritual Romano anterior al Concilio Vaticano II; asistan siempre que les sea posible a su Misa, confiesen a menudo con él.
Lean a diario el Catecismo: el de Ripalda, Astete o el de San Pío X (hay ediciones en internet que se pueden imprimir con facilidad); la lectura asidua hará que poco a poco nos empapemos de la Doctrina Católica Tradicional. Lo mismo con las Vidas de los Santos, leyendo una reseña del Santo correspondiente a ese día: su vida y ejemplo siempre nos inspira a superar nuestras debilidades, pues los Santos también las padecieron.
NOTAS ACLARATORIAS
1- "Los Sacerdotes, Ministros de Mi Hijo, los Sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias e impiedad al celebrar los Santos Misterios por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza, sí, los Sacerdotes piden venganza y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los Sacerdotes y personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a Mi Hijo...!" (Del Secreto de La Salette, publicado en 1879 con autorización del Obispo de Lecce, Monseñor Zola)
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