La Devoción a la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo fue pedida desde el Cielo: en distintas épocas y a diferentes almas místicas, le reveló el Señor lo saludable que es contemplarle en la imagen dolorosa de Su Pasión; la Santa Faz, la devoción al Divino Rostro de Cristo, que plasmó el amor de Nuestro Señor por los hombres y reflejó - incluso en la Sábana Santa - el Dolor de Su Pasión.
De los escritos de la Mística Sor María Pierina de Micheli, entresacamos algunos fragmentos, en los cuales dejó plasmadas sus experiencias místicas, como aquellas en las que Nuestro Señor le reveló a la religiosa la necesidad de la Reparación a Su Santa Faz, para lo cual el mismo Redentor indicó que se destinase a tal Devoción los Martes de cada semana...
El 12 de Abril de 1920 me encontraba en Buenos Aires en la Casa Madre.
Tenía una gran amargura en el corazón. Fui a la Iglesia y prorrumpí en llanto lamentándome con Jesús.
Se me presentó con el Rostro ensangrentado y con una expresión de dolor tal que conmovería a cualquiera. Con una ternura que jamás olvidaré me dijo:
“Y Yo, ¿qué he hecho?” Comprendí… y a partir de ese día el Divino Rostro se convirtió en mi libro de meditación, la puerta de entrada a Su Corazón…
De tanto en tanto, en los años siguientes se me aparecía ya triste, ya ensangrentado, comunicándome Sus penas y pidiéndome reparación y sufrimientos, llamándome a inmolarme ocultamente por la salvación de las almas.
“Quiero que Mi Rostro, que refleja las penas más íntimas, el dolor y el amor de Mi Corazón, sea más honrado. Quien me contempla, me consuela...”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.