-Bendita esta sed-
Al principio, porque no me había vaciado de mí mismo, parecíame este camino pedregoso y muy difícil, mas cuando me renuncio y niego a mí mismo, veo por experiencia que el camino de tu gracia y de tu amor es camino de belleza y de alegría, que el camino de tu misericordia está lleno de delicias y goces insospechados y es el camino seguro y gozoso que termina en los resplandores de la vida eterna.
¿Cómo podré agradecerte, Dios mío, esta sed que me diste?. Sentí esta sed y este ansia insaciable allá en el alborear de mi vocación y ellas me hicieron dejar todo lo del mundo para venir a Ti, y continué sintiéndolas más intensas durante mi vida religiosa, porque no podía perfectamente poseerte a Ti mientras no me negara perfectamente a mí, y por ellas continuo preparándome y negándome para hacerte mío y que Tú me hagas totalmente tuyo. Bendita sea esta sed que aparta de mí todo apetito y codicia de lo terreno y me aviva los deseos y recuerdos de Ti, Amor mío y Señor y Creador del Cielo.
Me recuerdan sus escritos a los del Santo Rafael Arnaiz, tienen en común el Corazón y el Alma enamorada de Dios y transmiten el olor de santidad en todo lo que tocan y escriben.
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