"...Aquí, entonces, está la gracia de la oración cristiana: Cristo no está lejos, pero siempre está en relación con nosotros. No hay aspecto de su persona divino-humana que no pueda convertirse en un lugar de salvación y felicidad para nosotros..."
Catequesis en la Audiencia General, 28 de Abril de 2021
El Modernismo es la síntesis de todas las herejías, viejas y nuevas, que una y otra vez han rebrotado en la Historia de la Iglesia; en esta ocasión, ha sido el ocupante del Trono de San Pedro, el que una vez más, confunde la Doctrina Tradicional Católica; ha sido recientemente, cuando el mismo Bergoglio afirmó que Nuestro Señor es "una Persona divina-humana", término totalmente erróneo, ya que Cristo solo posé una Persona y Divina. Desde toda la Eternidad, Dios Hijo ha sido una Persona Divina con una Naturaleza igualmente Divina.
Lo que sucedió en la Encarnación, en el Vientre Bendito de la Santísima Virgen María, fue que esta Persona Divina, con una Naturaleza Divina, asumió una naturaleza humana creada. Las dos naturalezas se unieron, pero sin mezclarse ni confundirse. Así, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad sigue siendo siempre una Persona Divina; pero desde el momento de la Encarnación, esta Segunda Persona de la Trinidad ha tenido dos naturalezas: la Divina y la humana.
La enseñanza del "Papa" Francisco de que Cristo es una Persona divino-humana, niega no solo esta Verdad de Fe Católica, sino también el Dogma de que Dios no puede cambiar -Él es inmutable- porque implícitamente afirma que la Persona de Dios Hijo cambió de una Persona Divina a una persona humana. Tanto la primera afirmación sobre la Persona de Cristo como la segunda, acerca de la inmutabilidad de Dios, son sendas declaraciones heréticas, condenadas por la Iglesia, como a continuación expongo.
en Cristo hay dos naturalezas,
Primero, en cuanto a la inmutabilidad de Dios: “Porque Yo soy el Señor, y no cambio”, dice Dios a través del profeta Malaquías (cap. 3, vers. 6). El Nuevo Testamento enseña lo mismo: “Todo mejor don y todo don perfecto desciende de lo alto del Padre de las luces, en quien no hay cambio, ni sombra de alteración” (Carta de Santiago, cap. 1, vers. 17). Así, el Primer Concilio de Nicea proclamó que “aquellos que llaman a 'Dios Hijo cambiante y mutable', estos la Iglesia Católica anatematiza” (Denzinger, n. 54).
Segundo, con respecto al Señor Jesucristo como una Persona Divina con naturaleza humana y Divina, en el año 451, el Concilio de Calcedonia, bajo el Papa San León I, definió el asunto de la siguiente manera:
"Por eso, siguiendo a los Santos Padres, todos enseñamos que de común acuerdo confesamos uno y el mismo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, el mismo perfecto en la naturaleza humana, verdaderamente Dios y el mismo con alma racional y cuerpo verdaderamente hombre, consustancial con el Padre según la divinidad, y consustancial con nosotros según la naturaleza humana, semejante a nosotros en todo menos en el pecado [Carta a los Hebreos, cap. 4, vers,15]; en efecto, nacido del Padre antes de los siglos según la Naturaleza Divina, pero en los últimos días el mismo nacido de la Virgen María, Madre de Dios según la naturaleza humana; por nosotros y por nuestra liberación, uno y el mismo Cristo Unigénito Hijo, Nuestro Señor, reconocido en dos naturalezas, sin mezclarse, sin cambio, indivisiblemente, la distinción de las naturalezas no se quita en ninguna parte debido a la unión, sino que se mantiene la peculiaridad de cada naturaleza, y uniendo en una persona y sustancia, no dividido ni separado en dos personas, sino un solo y mismo Hijo unigénito Dios, Nuestro Señor Jesucristo, tal como desde el principio los Profetas enseñaron acerca de Él y el Señor Jesús mismo nos enseñó, y lo que nos ha transmitido el Credo de nuestros Padres. (Concilio de Calcedonia; Denz.148)
En 1053, el Papa San León IX escribió al Obispo de Antioquía:
"Creo también que el Hijo de Dios Padre, el Verbo de Dios, nació eternamente antes de todos los tiempos del Padre, consustancial, co-omnipotente y co-igual al Padre en todas las cosas en divinidad; nacido del Espíritu Santo de la siempre virgen María en el tiempo, con alma racional, teniendo dos nacimientos, uno del Padre, eterno, el otro de la Madre, en el tiempo; teniendo dos voluntades y operaciones, verdadero Dios y verdadero hombre, individual en cada naturaleza y perfecto, no habiendo sufrido una fusión y división, ni adoptado ni fantástico, el único Dios, el Hijo de Dios en dos naturalezas, sino en la unicidad de una persona, incapaz de sufrir e inmortal en la divinidad..." (Papa León IX, Carta Apostólica Congratulamur Vehementer).
En 1743, el Papa Benedicto XIV redactó una Profesión de Fe para los Católicos de Rito Maronita, y en ella encontramos el mismo Dogma Católico bellamente reafirmado:
"...y que Un mismo Cristo, Hijo, Señor, Unigénito debe ser reconocido en las dos naturalezas sin confusión, inmutable, indivisible, inseparablemente, sin quitar nunca la diferencia de las naturalezas por su unión, y conservando el carácter peculiar de cada naturaleza unida en una Persona y sustancia ; que este mismo Señor no está separado y dividido en dos personas, sino que es uno y el mismo Hijo y Dios Unigénito, el Verbo, el Señor Jesucristo ; asimismo que la divinidad de nuestro mismo Señor Jesucristo, según la cual Él es consustancial al Padre y al Espíritu Santo, es impasible e inmortal..." (Papa Benedicto XIV, Constitución Apostólica Nuper Ad Nos; Denz.1463).
Escribiendo en 1951, con motivo del 1500 aniversario del Concilio de Calcedonia, el Papa Pío XII recordó a los Obispos que no permitieran que el Dogma Católico se distorsionara con nuevas formas de hablar o ingeniosos subterfugios:
"Que nadie se deje engañar por las falacias de la filosofía humana ni se extravíe por las sutilezas del habla humana; que nadie corrompa con innovaciones perversas ni debilite con la duda el Dogma confirmado en Calcedonia, a saber, que hay en Cristo dos naturalezas verdaderas y perfectas, la divina y la humana, no confundidas una con otra, sino unidas y subsistiendo en la una persona de la Palabra." (Papa Pío XII, Encíclica Sempiternus Rex , n. 44)
Por tanto, el Dogma Católico es muy claro acerca de que Nuestro Señor Jesucristo es una Persona con dos naturalezas, y así concluimos que LA ENSEÑANZA DE JORGE MARIO BERGOGLIO, "Papa Francisco" de que Cristo es una Persona divino-humana contradice el Dogma Católico definido y, por lo tanto, ES HERÉTICA.
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