lunes, 29 de marzo de 2021

MEDITACIONES PARA LA SEMANA SANTA. Lunes: "ME HA AMADO Y SE HA ENTREGADO POR MÍ..."



               Lo que mas abrasaba a San Pablo en el amor de Jesús era el pensamiento de que no solamente había querido morir por todos los hombres en general, sino también por él en particular. "Él me ha amado", decía, "y se ha entregado a sí mismo por mí...". Cada uno de nosotros puede decir otro tanto, porque asegura San Juan Crisóstomo que Dios ama tanto á cada hombre en particular, como amó a todo el mundo. Así que, no está menos obligado cada uno de nosotros a Jesucristo por haber padecido por todos, que si solo por él hubiera padecido. Pues bien, si Jesús muriera por ti solamente dejando a los demás en su perdición original, ¿qué obligación no le tuvieras?.

                Con todo, debes saber que todavía le debes estar mas obligado por haber muerto por todos. Si solo hubiera muerto por ti, ¿qué pena sería la tuya al pensar que tus mas allegados, tu padre y tu madre, tus hermanos y amigos perecerían eternamente , y que después de esta vida estarías para siempre separado de ellos? Si tú y toda tu familia hubierais caído en esclavitud, y alguno llegara a rescatarte a ti solo, ¿cuánto le suplicarías que rescatase también contigo a tus padre s y hermanos?, ¿y cuánto se lo agradecerías si lo hiciera así por complacerle?. 

               Decid, pues, todos a Jesús : ¡Ah , mi dulce Salvador! Vos habéis hecho esto por mí sin habéroslo yo rogado; y no solo me habéis rescatado a mí de la muerte a precio de Vuestra Sangre, sino también a mis parientes y amigos, de manera que yo puedo esperar que reunidos todos juntos nos gozaremos con Vos para siempre en el Cielo. Señor, yo os lo agradezco, yo os amo, y espero agradecéroslo y amaros eternamente en aquella Bienaventurada Patria. 

               ¿Quién, pues, pregunta San Lorenzo Justiniano , podrá explicar el amor que el Verbo divino tiene a cada uno de nosotros? porque este amor excede al de un hijo para con su madre, y al de una madre para con su hijo. ¡Oh Jesús! ¡oh bien más amable que todo otro bien!, ¿por qué os aman tan poco los hombres ?. ¡Ah! hacedles conocer lo que Vos habéis padecido por cada uno de ellos, el Amor que les profesáis, el deseo que tenéis de ser amado de ellos, los hermosos títulos que tenéis a su amor. Daos a conocer, ¡oh Jesús mío!, haceos amar.




               Dos cosas, dice Cicerón, hacen conocer al que ama: hacer bien al amado, y padecer tormentos por él : y esta última es la mayor señal de un verdadero amor. Ya había hecho Dios resplandecer su amor al hombre con tantos beneficios de que le había colmado; mas creyó, dice San Pedro Crisólogo, que el ser solamente bienhechor del hombre era demasiado poco para su Amor, si no hallaba todavía el medio de mostrarle cuanto le amaba, sufriendo también los mayores tormentos y muriendo por él, como lo ha hecho tomando la naturaleza humana. ¿Y qué otro medio más propio podía Dios escoger par a manifestar el Amor inmenso que nos tiene, que el de hacerse hombre y padecer por nosotros?.

               ¿Y quién podrá en adelante excusarse de amaros, viéndoos a Vos, Hijo predilecto del Padre Eterno, terminar voluntariamente por nosotros vuestra Vida con una muerte tan amarga y tan cruel?


San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia



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