MONS. LEFEBVRE Y LA SANTA MISA ( I )
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Hoy existe una tendencia, que nadie puede negar, de poner las manos sobre la Santa Misa. Se llega a alterar cosas que son esenciales en la Santa Misa. Y ¿cuáles son estas cosas esenciales, en la Santa Misa? En primer lugar, la Santa Misa es un sacrificio. Un sacrificio, no es una comida. Pero, en la actualidad, se ha querido desterrar hasta la palabra sacrificio.
Se habla de Cena Eucarística, se habla de comunión eucarística, se habla de todo lo que se quiera, con tal de no mencionar siquiera la palabra sacrificio, y no obstante, la Misa es, esencialmente, un sacrificio, el Sacrificio de la Cruz; no es otra cosa. Sustancialmente, el Sacrificio de la Cruz y el Sacrificio de la Misa son la misma cosa y el mismo y único Sacrificio.
No hay otra mutación que en la forma de oblación. Nuestro Señor se ofreció de una manera sangrante, cruenta, en el altar de la Cruz, siendo Él mismo el Sacerdote y la Víctima. Y sobre nuestros altares, se ofrece, siendo igualmente el Sacerdote y la Víctima, por ministerio de los sacerdotes.
El sacerdote es solamente el Ministro consagrado por el Sacramento del Orden, configurado, por el Carácter, al Sacerdocio de Nuestro Señor Jesucristo, ofreciendo el Sacrificio de la Misa, en la persona de Cristo: "in persona Christi".
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