viernes, 30 de marzo de 2012

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES Y SU ROSARIO



Oportuna conmemoración de la participación dolorosa que la Virgen Santísima 

tuvo en la Pasión y Muerte de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.


Esta Fiesta fue instituida por el Papa Benedicto XIII en 1727, recogiendo la tradición devota
 de los siglos cristianos y extendiéndola oficialmente por toda la Iglesia.





Estaba Santa María, la Reina del Cielo y Señora del mundo, colmada de dolores al pie de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo. Oh vosotros todos los que pasáis por el camino: mirad y ved si hay dolor semejante a Mi dolor.

* * *

La Madre piadosa estaba junto a la cruz lloraba mientras el hijo pendía
Cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenia.

¡Oh, cuán triste y cuán aflicta se vio la Madre bendita, de tantos tormentos llena
Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena!

Y ¿Cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara de Cristo en tanto dolor?

¿Y quién no se entristeciera Madre piadosa, si os viera sujeta a tanto dolor?

Por los pecados del mundo, veía a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre
Vio morir el Hijo amado, que rindió desamparado el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor! hazme sentir tu dolor para que llore contigo
Y que, por Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo.



ROSARIO DE LOS SIETE DOLORES
a Nuestra Señor a la Virgen María



               Se reza mediante un rosario compuesto por siete septenas de siete cuentas cada una, separadas por medallas que representan cada uno de los Siete Dolores. En lugar del pequeño crucifijo de la corona dominica, la corona servita lleva una medalla que representa la imagen de la Virgen Dolorosa en el anverso y la escena del Calvario en el reverso. Así pues, el Septenario consta de 7 Padrenuestros y cuarenta y nueve Avemarías, a los que suele añadirse una Salve, un Padrenuestro, Ave y Credo por las intenciones del Romano Pontífice.


COMENZAMOS:

          Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro.

            Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico vuestro perdón y, por medio de vuestra gracia, concededme ser verdaderamente merecedor de vuestro Divino Amor, por los méritos de vuestra Pasión y Muerte y por los Dolores de vuestra Madre Santísima. Amén.

           Virgen Inmaculada, Madre de Piedad, llena de aflicción y amargura, os suplico ilustréis mi entendimiento y encendáis mi voluntad para que con espíritu fervoroso contemple vuestros Santos Dolores y pueda conseguir las gracias prometidas a los que reflexionen sobre vuestros sufrimientos. Amén.







Primer Dolor
La profecía de Simeón

Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis con el anuncio de Simeón cuando dijo que vuestro corazón sería el blanco de la Pasión de vuestro Hijo. Haced, Madre Mía, que sienta en mi interior la Pasión de vuestro Hijo y haga míos vuestros dolores.

Padrenuestro y siete Avemarías

V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas grabad en mi corazón.



Segundo Dolor
La persecución de Herodes y la huida 
de la Sagrada Familia a Egipto

Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis en el destierro a Egipto, pobre y necesitada en aquel largo camino. Haced, Señora, que sea libre de las persecuciones de mis enemigos, especialmente de los que buscan perder mi alma.

Padrenuestro y siete Avemarías.


V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas grabad en mi corazón.



Tercer Dolor
La pérdida del Niño Jesús en el templo 
de Jerusalén durante tres días

Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis con la pérdida de vuestro Hijo durante tres días en Jerusalén. Concededme lágrimas de verdadera penitencia para llorar culpas por las veces que he perdido a mi Dios por el pecado y que lo halle para siempre.

Padrenuestro y siete Avemarías

V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas grabad en mi corazón.



Cuarto Dolor
El encuentro de la Santísima Virgen con Nuestro Señor Jesucristo,cargado con la cruz, en la calle de la Amargura

Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis al ver a vuestro Hijo con la cruz sobre los hombros, caminando al Calvario con escarnio, baldones y caídas. Haz, Señora, que lleve con paciencia la cruz de la mortificación y de los trabajos cotidianos.

Padrenuestro y siete Avemarías

V. Madre llena de aflicción.

R. De Jesucristo las Llagas grabad en mi corazón.



Quinto Dolor
La crucifixión de Jesús y su Santísima Madre 
al pie de la Cruz

Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis al ver morir a vuestro Hijo clavado en la cruz entre dos ladrones. Haced, Señora, que viva crucificado para el mundo para vencer mis vicios y pasiones.

Padrenuestro y siete Avemarías

V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas grabad en mi corazón.



Sexto Dolor
La Virgen teniendo en sus purísimos brazos el Sacratísimo
Cuerpo de Jesús descolgado de la Cruz

Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis al recibir en vuestros brazos aquel santísimo cuerpo difunto y desangrado, con tantas llagas y heridas. Haced, Señora, que mi corazón viva herido de amor y muerto a todo lo profano.

Padrenuestro y siete Avemarías

V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas grabad en mi corazón.



Séptimo Dolor
La sepultura de Jesús y la soledad 
de la Santísima Virgen

Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padecisteis en vuestra soledad, sepultado ya vuestro Hijo. Haced, Señora, que yo quede sepultado a todo lo terreno, viva sólo para Vos y sienta en mi interior la Pasión de vuestro Hijo y vuestros dolores.

Padrenuestro y siete Avemarías

V. Madre llena de aflicción.
R. De Jesucristo las Llagas grabad en mi corazón.


   Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubrid mi alma con vuestra protección maternal a fin de que, siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca a Su Divina Voluntad. Quiero, Madre Mía, vivir íntimamente unido a Vuestro Corazón que está totalmente unido al de Vuestro Divino Hijo. Atadme a Vuestro Corazón con vuestras virtudes y dolores y al Corazón de Jesús y protegedme siempre. Para más obligaros os saludo con una Salve Regina


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