"NIÉGUESE A SÍ MISMO..."
El que quiera, pues, venirse conmigo, anonadado y crucificado de ese modo (Ver Flp 2,6-8), debe a imitación mía, gloriarse sólo en las promesas, las humillaciones y
padecimientos de mi Cruz: que se niegue a sí mismo.
¡Lejos de la compañía de los Amigos de la Cruz, los que sufren con actitud orgullosa! ¡Lejos, esos célebres sabios de este siglo, esos genios poderosos y agudos intelectuales, hinchados y engreídos de sus propias luces y talentos!
¡Lejos, esos hábiles charlatanes, que arman mucho ruido, sin otro fruto que la vanidad! ¡Lejos, esos devotos orgullosos, que hacen resonar por todas partes el “en cuanto a mí” de Lucifer, el orgulloso: no soy como los demás (Ver Lc 18,11), y no pueden soportar que los censuren, sin excusarse; que los ataquen , sin defenderse; que los humillen, sin ensalzarse!
¡Mucho cuidado! Nada de admitir en sus filas a esas personas delicadas y sensuales que rehuyen hasta la menor molestia, que maldicen y se quejan ante el dolor más insignificante, que jamás han experimentado instrumentos de penitencia y que mezclan sus devociones, hechas a la moda, con la más solapada y refinada sensualidad y falta de mortificación.
Carta a los Amigos de la Cruz
San Luis Mª. Grignión de Montfort
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